Cantabria vista por el fotógrafo amateur Félix Monteverde (1875-1919)

El Centro de Documentación de la Imagen de Santander inaugura el jueves 25 de abril, a las 19:30h, la exposición del fotógrafo amateur Félix Monteverde con iconografía de Cantabria de principios del siglo XX.

La exposición se podrá visitar hasta el 19 de junio, de martes a sábados así como los festivos, en horario de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00h.

La muestra se compone de 40 positivos actuales, realizados a partir de negativos de vidrio de 9 x 6,5 cm de un archivo formado por 1300 objetos, de los cuales 127 contienen iconografía de Cantabria. Félix Monteverde, natural de Madrid, fue ingeniero de montes, además de un excelente fotógrafo aficionado, miembro de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid y asiduo de los concursos fotográficos.

Esta colección pertenece a Flor Blanco, comisaria de la muestra, que la encontró tirada en el suelo de un piso que adquirió en Madrid. Eran un montón de vidrios llenos de polvo, y tiempo después comenzó a investigarlos. En un principio, adjudicó la autoría a Ángel Arribas, gran amigo del fotógrafo y al que había pertenecido el piso, hasta que descubrió que en realidad eran de Félix Monteverde.

Entre los años 1891 y 1909, la familia Monteverde pasó los veranos en Cantabria, concretamente en Suances. Llegaban antes del día del Carmen (16 de julio), ya que disfrutaban de la procesión marinera junto a la Torre de San Martín de la Arena. En las vacaciones estivales, el joven aficionado recorría junto a sus padres y desde Suances, cámara en mano, los diferentes rincones de Cantabria. Visitó ferias de ganado, acudió a romerías y realizó algunos de los itinerarios que Rodrigo Amador de los Ríos recomendaba en su obra Santander: España en sus Monumentos y Artes, publicada en 1881. Conoció los principales balnearios de la provincia, como Solares, Puenteviesgo y Liérganes, los encantadores pueblecitos cántabros, y ascendió hacia las espectaculares cumbres de los Picos de Europa.

A partir de 1909, la familia Monteverde cambió los veranos en el agitado Cantábrico por las aguas más tranquilas del Mediterráneo, pero hubo un claro motivo: al morir el abuelo materno, la hija de Félix, Joaquina, pasó a ser la única heredera de numerosas propiedades que poseían en diversos municipios alrededor de Gavarda (Valencia), lugar en el que fallece el fotógrafo en enero de 1919.