"Pauta", una exposición de Vicky Kylander

Inspirada tanto por su entorno inmediato como por el free jazz o la música electrónica experimental, la pintura de Vicky Kylander explora las posibilidades expresivas de una abstracción visceral que avanza de forma espontánea sobre el lienzo.

Los contrarios se superponen y alternan rítmicamente en su obra; por un lado bloques de color y por otro la línea gestual, colores brillantes que chocan con colores mate, o tonos puros debajo de sucios. A través de este juego de afirmación y negación ninguno domina sobre otro, y la imagen que emerge no es ninguna en concreto, sino partes de muchas.

Influida por lo que ve, las impresiones externas se proyectan como fragmentos desordenados sobre el lienzo, referencias esquemáticas al espacio urbano y natural en que la artista habita. Puede que la retícula de la superficie del mar o el tumulto de líneas superpuestas y en todas direcciones de la ciudad sean el sujeto en la sombra de estas pinturas que habitan su propia forma y son su propio mundo.

Kylander construye el cuadro por partes y en múltiples capas, acumulando marcas, tonos y direcciones que forman un espacio complejo y multi-referencial. Cargadas de aceite, barnices y óleo, a veces las superficies de los cuadros se arrugan y craquelan bajo la presión de lo subyacente. La composición final es un registro de todos estos movimientos, voluntarios e involuntarios, continuos cambios de opinión e interrupciones.

Mientras que los colores en esta exposición tienden a tierra y, salvo algún destello metálico, a los medio tonos, la línea es más versátil: a veces contundente y saturado de color negro, otras veces desdibujado o débil que se hunde en el fondo; y no es lo mismo una línea que se desarrolla dentro de los confines de una mancha de color, que la que invade varias, imponiendo un movimiento mayor sobre el lienzo. Su línea es a la vez contorno, cuerpo, tachadura y signo tajante.